Todo lo que cambia en tu móvil el 20 de junio: batería, actualizaciones y repuestos

A partir del 20 de junio, cualquier móvil que se venda en Europa tendrá que cumplir unas normas están dando mucho que hablar. Y no puede ser de otra forma, ya que los fabricantes tendrán que acogerse a una nueva regulación que cambia por completo el uso que hacemos de los terminales.
No se tratará solamente de pequeños ajustes, sino de una transformación radical que obligará a las compañías a hacer justo lo que llevaban años evitando: cuidar más al y tratar de alargar la vida útil de los dispositivos.
Cambios en los móviles en la Unión Europea
Hasta ahora, lo habitual era que tras dos o tres años de uso, los teléfonos empezaran a dar problemas, dejaran de actualizarse, las baterías durasen la mitad, los repuestos fuesen imposibles de conseguir, y finalmente, tuviese que comprar un nuevo dispositivo. Este ciclo constante de renovación no solo vaciaba el bolsillo de millones de personas, sino que además generaba toneladas de residuos electrónicos año tras año. Pues bien, la Unión Europea ha dicho basta.
Con la entrada en vigor de esta normativa, los fabricantes estarán obligados a ofrecer, como mínimo, cinco años de actualizaciones de software y seguridad para todos los móviles y tablets vendidos en la Unión Europea. Esto supone un salto enorme respecto a lo que se hace ahora mismo, ya que muchos dispositivos solo reciben soporte durante dos o tres años, y algunos incluso menos. A partir de ahora, los s podrán estar tranquilos sabiendo que su teléfono seguirá siendo seguro y funcional durante al menos un lustro, independientemente de si pagaron 300 o 1.000 euros por él.

Pero la normativa no se queda solo en el software, ya que el mantenimiento del propio dispositivo también sufrirá cambios. Las marcas deberán garantizar la disponibilidad de piezas de repuesto durante al menos siete años después de que dejen de vender un modelo determinado. Esto incluye componentes clave como la batería, la pantalla, los botones o los puertos de carga. Además, los repuestos deberán estar accesibles al consumidor o al taller autorizado en un plazo máximo de entre 5 y 10 días laborables, para reparaciones mucho más rápidas y económicas que las actuales.
Uno de los cambios más visibles para los consumidores será el nuevo sistema de etiquetado que acompañará a cada dispositivo. Estas etiquetas informarán sobre la reparabilidad del móvil, la resistencia a caídas, la durabilidad estimada de la batería y otros aspectos clave que hasta ahora quedaban en manos del marketing de las marcas. De este modo, el comprador podrá saber desde el primer momento todas las cifras exactas, sin tener que hacer una estimación sobre alguna de ellas.

La medida, además, tiene un claro trasfondo medioambiental. En los últimos años, la Unión Europea ha puesto el foco en la enorme cantidad de basura electrónica que generan los numerosos y obligados cambios de dispositivo. Ahora que los fabricantes tendrán que prolongar la vida útil de sus productos y facilitar su reparación, se espera reducir significativamente el volumen de residuos, algo que ya se ha logrado parcialmente con la adopción del USB-C como cargador estándar.
Por supuesto, no todos los dispositivos estarán sujetos a estas nuevas obligaciones. Las tablets convertibles, los teléfonos plegables y los dispositivos de este estilo, quedarán exentos debido a sus características técnicas mucho más particulares. Sin embargo, para la inmensa mayoría de móviles y tablets convencionales, la normativa se aplicará de forma obligatoria y sin excepciones.
Esta por ver cómo se adaptan las marcas a esta nueva regulación, y cómo cambian sus modelos de negocio hacia un sistema que no esté basado en la renovación constante de dispositivos. Tendrán que adaptar sus cadenas de producción, ampliar sus inventarios de piezas de repuesto y rediseñar su sistema de actualizaciones para cumplir con los nuevos requisitos. Pero a largo plazo esto podría jugar a su favor, ya que probablemente los consumidores comiencen a valorar más aquellas marcas que les dan soporte.
Hasta ahora, se nos ha educado para aceptar que la tecnología tiene una fecha de caducidad corta, pero esta normativa busca romper con esa idea y demostrar que un móvil puede y debe durar muchos años.
El 20 de junio marcará el inicio de una nueva etapa. Una en la que los móviles no solo tendrán que ser potentes y bonitos el día que los sacamos de la caja, sino también duraderos, reparables y actualizables durante años. Y eso, sin duda, es una gran noticia tanto para los consumidores como para el planeta.